Quisiera ser más alto.

Hace poco me dijeron que no era mexicano, porque debería ser más bajo. Un sentimiento patriótico me invadió e hizo que me molestara. Pero es cierto, vivimos en un país de personas bajas.

Tiempo después, (como pasa en las películas) platicaba con una gran amiga, sobre como nos ven los índigenas. 
Por "nos" me refiero a los mestizos del país, que creo, somos la mayoría. 
No nos ven como amigos, no creo que nos vean con agrado. Ellos se tienen que partir el lomo para veder sus baratijas en una sociedad que los rechaza, una sociedad que come en McDonalds y viste "Aeropostale", de la que ellos no forman parte. 

Entonces me di cuenta de algo: En realidad no soy mexicano. 
Es decir, legal y socialmente sí los soy; pero creo que alguien que mide 1.60m, habla Nahualt, y cree en sus propios Dioses, sería el verdadero mexicano. 
Yo soy el resultado de una mezcla de razas, de culturas y de religiones. 

La mexicanidad que profeta Octavio Paz, ese libro que es de culto para muchos, que con tanto fanatismo se lee,  habla del mexicano moderno, del resultado de esta mezcla de culturas. 
Una mezcla de la que muchos no fueron beneficiados.

Pero las sociedades evolucionan, no podemos quedarnos estancados en un mundo que no espera a nadie, el patriotismo ciego que algunos profetamos no es más que un caso de pertenencia, de melancolía geográfica, de un lugar en el que tuvimos la fortuna (o no) de nacer.

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